En el rico abanico de refranes que adornan nuestra cultura, "El que Mucho Abarca, Poco Aprieta" resuena con una advertencia ingeniosa sobre los peligros de la dispersión y la falta de enfoque. Este dicho nos recuerda que intentar hacer demasiadas cosas a la vez a menudo resulta en no hacer ninguna bien.
Imagina esta escena: en una pequeña aldea, Juan es conocido por su ambición desbordante y su deseo de destacar en todo. Un día, decide abrir una panadería, una tienda de ropa y una librería, todo al mismo tiempo. Sus amigos, impresionados pero preocupados, le advierten sobre los riesgos de abarcar demasiado. Doña Teresa, la sabia y experimentada comerciante del pueblo, le dice con una sonrisa astuta: "El que mucho abarca, poco aprieta".
www.bing.com |
Juan, decidido a probar su capacidad, ignora el consejo y se lanza a sus múltiples emprendimientos. Al principio, todo parece ir bien, pero pronto se encuentra abrumado por la carga de trabajo. Los panes se queman, las prendas se mezclan y los libros se apilan sin orden. Los clientes, insatisfechos, comienzan a irse. Juan finalmente comprende la verdad detrás del dicho de Doña Teresa.
"El que Mucho Abarca, Poco Aprieta" nos enseña la importancia de la concentración y la dedicación. Nos invita a enfocarnos en unas pocas tareas y hacerlas bien, en lugar de dispersar nuestros esfuerzos en demasiadas direcciones y lograr resultados mediocres.
Así que, la próxima vez que te sientas tentado a tomar más responsabilidades de las que puedes manejar, recuerda "El que Mucho Abarca, Poco Aprieta". Con un toque de picardía y una sonrisa sabia, elige tus batallas y dedica tu energía a aquello que realmente importa. Porque en el gran tablero de la vida, aquellos que saben concentrarse y priorizar encuentran el éxito y la satisfacción que los dispersos rara vez alcanzan.
0 Comentarios